©Kristóf Hölvényi
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La educación es un derecho fundamental y una necesidad básica de los niños y niñas afectados por crisis humanitarias. Es crucial para darles un futuro mejor, desarrollar todo su potencial y dotarlos de habilidades y protección para restaurar su sensación de normalidad y seguridad.
Desde Entreculturas y Alboan trabajamos, junto a Fe y Alegría y el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), para acompañar y atender a la infancia afectada, ofreciéndoles espacios de protección y de prevención, material escolar y apoyo financiero para garantizar sus derechos lejos de la violencia y la huida.
A pesar de la firma del acuerdo de paz, las dinámicas del conflicto persisten en Colombia, lo que se ve agravado por la compleja crisis humanitaria debida a los flujos migratorios venezolanos, siendo la infancia uno de los colectivos más afectados.
Actualmente, Colombia es el tercer país del mundo con mayor número de personas refugiadas, siendo casi 3 millones procedentes de Venezuela.
El aumento de la violencia y la limitada capacidad de respuesta del Estado han provocado múltiples necesidades humanitarias.
En colaboración con el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), y con el apoyo de la UE, trabajamos para responder a las situaciones de emergencia que viven las comunidades étnicas de Buenaventura y otros municipios del Valle del Cauca a través de la educación, la protección y el acceso a servicios de salud. Trabajamos en la educación formal como estrategia de protección en escuelas, en línea con la implementación del Protocolo de Escuelas Seguras que Colombia ha firmado, y en entornos educativos no formales, promoviendo la seguridad y la protección de la infancia contra el reclutamiento forzoso y su utilización en actividades ilegales.
©FE Y ALEGRÍA COLOMBIA
©SERGI CÁMARA
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Dos años después del inicio del conflicto armado en Ucrania, la situación sigue siendo alarmante. La crisis humanitaria persiste, dejando a innumerables familias sin hogar y poniendo en riesgo el acceso a la educación de la infancia.
Más de 14 millones de personas se han visto forzadas a abandonar sus hogares, buscando refugio tanto dentro de Ucrania como en países vecinos, en un intento de escapar de la violencia y la incertidumbre.
Mientras la emergencia continúa, las necesidades de las personas refugiadas y desplazadas han ido cambiando y así también nuestra respuesta. Inicialmente priorizamos la ayuda de emergencia pero, en la actualidad, estamos implementando acciones a largo plazo para asegurar que la infancia recupere su derecho a la educación y para garantizar la integración de las familias en los lugares de acogida, incluyendo el acceso a la vivienda y al trabajo.
Nuestra respuesta a largo plazo se estructura en 5 ámbitos de acción que ponen a las personas en el centro de la intervención: acoger a las personas refugiadas en toda Europa, proteger de sus derechos, promover su participación activa, fomentar la interacción social e integrar y fortalecer nuestro trabajo en red para dar una respuesta de calidad a sus necesidades.
©SERGI CÁMARA
©SERGI CÁMARA
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Líbano es el país con mayor número de personas refugiadas per cápita del mundo y acoge alrededor de 2 millones de personas refugiadas sirias. Aún hoy, de los 700.000 niños y niñas sirios en edad escolar que viven en Líbano, sólo un tercio encuentra lugar en los colegios públicos debido a su limitada capacidad.
El país enfrenta una compleja crisis económica, política y social agravada, aún más, por el conflicto en Gaza. La precaria situación de seguridad está provocando el cierre intermitente de escuelas y ha dificultado las operaciones del equipo de JRS, nuestro socio local en el terreno.
Trabajamos para hacer posible que accedan a una educación de calidad y puedan, en la medida de lo posible, ingresar en el sistema educativo libanés.
Junto a JRS, apoyamos a 3.000 niños, niñas, jóvenes y personas adultas en las zonas de Baalbek, Bar Elias y Burj Hammoud en 6 escuelas de educación formal, un centro de educación no formal y ofreciendo apoyo psicosocial a través de 3 centros sociales.
©CARMEN MORENO
©JRS Líbano
©JRS Líbano
En Tanzania viven más de 248.000 personas refugiadas. El 67,4% son originarias de Burundi, mientras que las demás vienen de la República Democrática del Congo (RDC). El 55% de la población total tiene una edad de entre 0 y 17 años. De ellas, poco más de la mitad está inscrita en la escuela. La guerra, tanto en Burundi como en la RDC, ha privado a 57.142 niñas y niños de la escuela.
Nos hemos preguntado cuántas son las niñas y los niños con algún tipo de discapacidad física o mental en los campos de Tanzania. La respuesta es que no se sabe. No existe ninguna información oficial. Esta falta es un dato ya de por sí: la discapacidad está ausente de los enfoques de trabajo de los actores humanitarios en los campos de Tanzania.
Desde 2021, junto a JRS estamos trabajando para la inclusión de las niñas y niños con necesidades especiales en la escuela a través de su identificación, ofreciendo equipamientos idóneos para facilitar el aprendizaje (gafas, aparatos acústicos, sillas de ruedas entre otros), formando al profesorado para que tenga las capacidades pedagógicas necesarias y sensibilizando a la comunidad sobre los derechos de las personas con necesidades especiales.
Desde 2022 también nos hemos comprometido con el fortalecimiento de la educación infantil tanto de la población refugiada como de la comunidad local. Apenas el 21% de las niñas y los niños en edad accede a los centros preescolares limitando, de hecho, las oportunidades de relacionarse con otras niñas y niños en un ambiente seguro y protector, desarrollando aquellas habilidades sociales necesarias para su crecimiento y para hacer frente a los traumas vividos a raíz del desplazamiento. Junto a JRS estamos trabajando para que la educación sea un puente de paz entre la población refugiada y la población de acogida.
©JRS
©IRENE GALERA JRS
©JRS
La República Democrática del Congo sigue siendo el escenario de una de las crisis humanitarias más prolongadas del mundo. Con más de 6 millones de personas desplazadas internas, es el país con más población desplazada interna del continente africano.
La violencia persistente desde hace más de 20 años ejercida por los grupos armados y la elevada inseguridad han provocado la destrucción de miles de escuelas y sucesivos desplazamientos de miles de personas. Como consecuencia, más de 2’9 millones de niños y niñas tienen necesidad urgente de educación.
Los niños son especialmente vulnerables al reclutamiento forzoso por parte de grupos armados y las niñas son muy susceptibles de sufrir violencia sexual, tanto en la escuela como de camino a clase, y de ser secuestradas por las distintas milicias para que luchen, realicen labores de cocina o para forzarlas a casarse con los miembros de los grupos armados. Están expuestas, además, a la trata y explotación sexual en los campos de personas desplazadas.
Junto al JRS estamos presentes en Masisi, provincia de Nord Kivu al este de RDC, en 4 campos de personas refugiadas y 2 asentamientos, los cuales albergan una población de 14.800 personas. Esta región se sitúa lejos de Kinshasa, la capital del país, por lo que la presencia del Gobierno es muy reducida. Esta distancia del poder central ha favorecido que distintos grupos armados se desplieguen por toda la región, impulsados por distintos conflictos de identidad, pobreza, distribución de la tierra y corrupción.
Trabajamos para fomentar el acceso a la educación de los niños y niñas desplazados, ofreciendo una atención especial a las niñas. Les ofrecemos material escolar, kits pedagógicos y apoyo financiero en las tasas escolares. La escuela es, no solo un espacio de formación, sino también de protección, de apoyo y de convivencia.
©SERGI CÁMARA
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El contexto actual nos hace ver, más que nunca, que todo está conectado. Por eso, desde Entreculturas y Alboan ponemos el foco en lo local y su conexión en lo global. Estamos trabajando en:
©VÍCTOR ALFONSO
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©Sergi Cámara