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Más de 40 millones de niños y niñas en el mundo son refugiados.

Más de 2 millones de niños y niñas han huido de la guerra en Ucrania hacia otros países de Europa y más de 1 millón de niños y niñas se han visto forzados a abandonar Venezuela hacia países como Colombia, Perú o Ecuador.

En Siria, 6,8 millones de personas son desplazadas internas y 5,5 millones refugiadas en países vecinos: gran parte son niños y niñas.

Recuperar el derecho a la educación una vez llegan a los lugares o países de acogida sigue siendo un reto: casi la mitad de los niños y niñas refugiados no están escolarizados.

Algunas de las causas son:
  • La dificultad lingüística
  • La falta de apoyo psicosocial y educativo para poder insertarse en el nuevo sistema educativo
  • La falta de recursos económicos
  • Espacio insuficiente en las escuelas de acogida
  • En muchos casos el personal docente no cuenta con formación para trabajar con menores refugiados y migrantes

Es urgente asegurar una educación de calidad que sea accesible para todos y todas, que sea asequible sin ningún tipo de discriminación. Una educación que se adapte a las necesidades y situaciones de todos los niños y niñas, sobre todo de los que viven en contextos de emergencia.

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La escuela les ofrece herramientas para protegerse; atención psicosocial para superar los traumas y enfermedades ocasionadas por la guerra; alimentación diaria; y un espacio de convivencia, de seguridad y de paz para sus vidas.

La escuela es acogida.

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